
¿A qué estamos esperando para tomar el tren?
En un momento en que las preocupaciones climáticas empeoran, el transporte ferroviario, que emite muy pocos gases de efecto invernadero cuando es eléctrico, parece ser una alternativa esencial a los aviones y vehículos térmicos. Sin embargo, según una encuesta, en Francia, el tren no está listo para despegar. Explicaciones con un experto de Climate Action Network (RAC), y coautor del estudio.
Sequías y olas de calor en el Cuerno de África, el sur de Asia y ahora en España y otros lugares de Europa : en 2023, nuestro planeta se está asfixiando incluso antes de que llegue el verano. El año 2022 ya fue el más caluroso nunca registrado en una docena de países, incluida Francia.
A nivel mundial, el transporte es el segundo mayor contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), detrás de las emisiones causadas por la producción de energía. Pero para los científicos con los que se reunió France 24, debemos actuar aquí y ahora.
Una alternativa con un impacto ecológico muy limitado ya está sobre los rieles: el tren. tuencuesta ne publicada a finales de abril de Réseau Action Climat (RAC) y Harris Interactive, titulado “Los franceses y el uso del tren”, revela una paradoja : percibido como verde, rápido y agradable, ocho de cada diez franceses se sienten atraídos por el transporte ferroviario. pero 53 El % a menudo acepta preferir modos de viaje más intensivos en carbono.
Una cuestión de precio
Los resultados de la encuesta no dejan dudas sobre la identidad del primer culpable : el precio. Las tarifas de la SNCF ya se han incrementado en 5 % en 2022, según cifras facilitadas por la compañía, debido al alza de los precios de la energía.
Y el billete aumentará aún más en 2024, por otro motivo: el aumento de los peajes ferroviarios que la SNCF paga a la SNCF Réseau. Este último sufrió el costo altísimo de las materias primas utilizadas en sus sitios.
Este cargo funciona según el mismo principio que el billete pagado por un automovilista en la autopista. Uno de los más caros de Europa, representa unos 40 % del precio de un billete SNCF.
“Un problema real, que no favorece en absoluto la circulación de nuevos trenes”, lamenta Valentin Desfontaines, responsable de movilidad sostenible de Réseau Action Climat (RAC), y coautor de la encuesta. Para él, el Estado debería hacer una apuesta aritmética, bajando el precio del peaje unitario, al tiempo que aumenta el número de trenes en circulación. Por lo tanto, podía esperar recibos idénticos a los de hoy.
La hierba más verde al otro lado del Rin
¿El Ministro Delegado de Transportes? Clément Beaune anunció el 8 de febrero que se estaba preparando para la llegada de un “billete único” para todos los transportes públicos en Francia. Del RER al TER, un “pase” le permitiría abordar un tren en cualquier lugar de Francia.
Este billete de transporte universal es sin duda un requisito técnico, explica Valentin Desfontaines, pero este proyecto evita la cuestión central del precio. “Lástima”, continúa el experto, “no obstante, notamos que en Alemania y Austria, al abaratar, atraemos multitudes en la red ferroviaria”.
Ofrecido en Alemania en junio de 2022, el billete mensual de 9 euros ha vendido 52 millones de copias y ahorra al planeta 8 millones de toneladas de CO2. según cálculos de la asociación alemana de transporte público VDV. Ddestinada a compensar el impacto del alza de los precios de la energía, tras la guerra en Ucrania, la medida finalizó en septiembre, pero en Austria, un “boleto climático” le permite tomar todos los transportes nacionales sin límite, por tres euros al día.
“El desafío es encaminarnos hacia estos modelos, pero Francia no toma el camino, por falta de voluntad política” suspira Valentín Desfontaines. Peor aún, las emisiones de GEI Made in France incluso han aumentado en 2 % en 2022.
El tren, cuestión de autobuses y bicicletas
La billetera no es el único obstáculo en el camino del tren, explica Valentín Desfontaines. Porque el usuario se enfrenta con frecuencia a un problema : cómo viajar desde la estación de llegada hasta su destino final ? En ausencia de un transporte adecuado, especialmente en las zonas rurales, la cuestión sigue sin resolverse. De hecho, “el usuario que va en coche a una estación para tomar allí un tren se ve tentado a permanecer en su vehículo hasta su destino final, abandonando la opción ferroviaria”, lamenta el experto en transporte.
Dejando las estaciones para convertirlas en “centros comerciales”, los poderes públicos han llegado a olvidar la función original de las estaciones, “interfaces de movilidad”, lamenta. Si faltan infraestructuras como terminales de alquiler de bicicletas o autobuses, este escollo no es tan espinoso, cree Valentín Desfontaines. “La oferta de transporte público existe, no se crea, se replantea, se amplía”.
Colosales brechas de emisiones
Aún no se ha inventado el modo de transporte totalmente limpio. Pero el debate sobre el impacto ecológico del tren no tiene por qué serlo -siempre que la locomotora sea eléctrica- según Valentín Desfontaines. “Las brechas de emisión con vehículos propulsados por combustibles fósiles son colosales”. Para un viaje equivalente y por persona, el tren emite hasta 130 veces menos GEI que el avión, y en promedio 20 veces menos que un coche térmico, según cálculos de la Agencia Francesa de Medio Ambiente y Gestión de la Energía (Ademe).
La construcción de infraestructuras ferroviarias ciertamente conduce a una artificialización del suelo y su inevitable cuota de decepciones ecológicas. Pero para Valentín Desfontaines la cuestión es mantener esta red, no extenderla : los 30 000 km de rieles franceses ya son suficientes.
Para incentivar la elección del ferrocarril, solo queda, según él, aumentar el número de trenes. Entonces sube a bordo.