
Cómo Estados Unidos y sus aliados están tratando de controlar la tecnología china
¿POR QUÉ LOS CHIPS SON TAN CRÍTICOS?
Los semiconductores son necesarios para procesar y comprender las montañas de datos que han llegado a rivalizar con el petróleo como el alma de la economía global. La última generación de chips permite tecnologías como la realidad virtual y el aprendizaje profundo, plataformas de inteligencia artificial como ChatGPT y transferencias de datos más rápidas a través de redes inalámbricas de quinta generación.
Los chips de memoria, que almacenan datos, son relativamente simples y se comercializan como mercancías. Los chips lógicos, que ejecutan programas y actúan como el cerebro de un dispositivo, son más complejos y costosos.
Algunos analistas esperan que la industria duplique su valor en esta década. El gasto en investigación y desarrollo de chips está dominado por empresas estadounidenses, con más de la mitad del total.
Estados Unidos ha dicho que le preocupa que China pueda usar semiconductores avanzados para desarrollar capacidades militares abrumadoras, así como sistemas tecnológicos para vigilancia y censura internas.
¿DÓNDE SE FABRICAN LOS CHIPS AHORA?
La producción de los semiconductores más avanzados se concentra en solo dos lugares, Taiwán y Corea del Sur, que representan alrededor de las tres cuartas partes de la capacidad global de fabricación de chips por contrato. Esto ha generado preocupación en Washington y más allá porque Taiwán es un territorio en disputa, una isla autónoma que China reclama como propia.
Los gobiernos desde EE. UU. y Europa hasta Japón están gastando decenas de miles de millones de dólares para garantizar el suministro futuro de chips mediante el desarrollo de sus propias fábricas de chips. Pero esos esfuerzos ya están resultando complicados: TSMC dijo que retrasará el inicio de la producción en una nueva instalación en Arizona hasta 2025 debido a la escasez de trabajadores calificados.
¿QUÉ EXPLICA EL ÉXITO DE TAIWÁN?
La democracia isleña emergió como el jugador dominante en la fabricación de chips subcontratados en parte debido a una decisión del gobierno en la década de 1970 de promover la industria electrónica.