
En Brasil, una ciudad dañada vive al borde del abismo
BURITICUPU: A unos pasos del borde de un acantilado, Deusimar Batista tiende ropa a secar en su patio. Cerca de él, la casa de un vecino solía estar en una calle residencial, pero todos se han derrumbado en el abismo.
Batista es de la ciudad de Buriticupu, en el noreste de Brasil, donde los residentes viven una pesadilla: la tierra debajo de ellos literalmente se está abriendo en enormes cráteres, que se han tragado calles, casas e incluso han matado a personas.
“Solía ser muy agradable aquí”, dijo Batista, una mujer delgada de 54 años que trabaja como costurera.
“Pero ahora está así, todo destruido”, dijo a la AFP, señalando el desfiladero que ahora marca el borde de su patio, vacío excepto por algo de basura en el fondo.
Los expertos dicen que el raro fenómeno es causado por la deforestación y la falta de planificación urbana en la ciudad de 70.000 habitantes, ubicada en el empobrecido estado de Maranhao.
Buriticupu, que se encuentra en el borde de la selva amazónica, se expandió rápidamente en la década de 1970 como sitio de un programa de vivienda para trabajadores rurales.
La tala desenfrenada ha diezmado los árboles de la región y, con ellos, la capacidad del suelo para absorber el agua de lluvia, según los científicos.
Eso, sumado a la falta de sistemas de drenaje adecuados, ha provocado una erosión que parece sacada de una película de terror.
Los lugareños llaman a los cráteres gigantes “vocorocas”, que significa “tierra desgarrada” en el idioma indígena tupí-guaraní.