
Fuertes combates en Jartum en medio de la rivalidad entre generales sudaneses
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Los combates estallaron el sábado en Jartum, cuando las tensiones entre las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) del general Mohamed Hamdane Daglo, archirrival del jefe del ejército Abdel Fattah al-Burhane, quien de facto encabeza Sudán, están en su punto más alto. El grupo paramilitar asegura tener el palacio presidencial y el aeropuerto de la capital.
Latente durante semanas, la rivalidad entre los dos generales detrás del golpe de Estado en Sudán estalló el sábado 15 de abril en Jartum, que amaneció con el sonido de las explosiones y los combates.
Durante el golpe de octubre de 2021, el jefe del ejército Abdel Fattah al-Burhane y el jefe de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR), Mohamed Hamdane Daglo, conocido como “Hemedti”, aparecieron juntos, formando un frente común para expulsar a los civiles del poder.
Pero con el tiempo, Hemedti nunca ha dejado de denunciar el golpe de Estado, de ponerse del lado de los civiles -por lo tanto contra el ejército en las negociaciones políticas- y ahora es su disputa con el general Burhane la que impide cualquier salida a la crisis en Sudán.
El FSR afirma haber tomado el control del palacio presidencial
El sábado, el enfrentamiento político ganó la calle: en varios distritos de Jartum, disparos y explosiones casi ininterrumpidos sacudieron a los habitantes del país, desgarrado por la guerra y prohibido en las naciones durante muchos años.
En su tercer “comunicado al pueblo” desde la mañana, el grupo paramilitar integrado por exmilicianos de Darfur asegura tener “el palacio presidencial”, el “aeropuerto de Jartum”, así como varias otras “bases en diferentes provincias”. Enfrente, el Ejército asegura que las informaciones entregadas por el FSR son “mentiras”.
A última hora de la mañana, los hombres de Mohamed Hamdane Daglo habían llamado a los habitantes a “unirse a ellos para proteger la patria y los logros de la revolución”, la revuelta popular que derrocó al dictador Omar el-Bashir en 2019.
En Jartum, donde nadie se atreve a moverse, testigos informan de un despliegue de combates cerca de la residencia del general Burhane, sin que ninguna fuente independiente pueda acudir físicamente a declarar.
Las dos partes, ellas, se devuelven la responsabilidad por el estallido del incendio.
El FSR, que reúne a ex milicianos de la guerra de Darfur, dijo que estaban “sorprendidos por la mañana por la llegada de un gran contingente del ejército que sitió su campamento en Soba”.
El ejército, acusaron además en un comunicado de prensa, “los atacó con todo tipo de armas pesadas y livianas”.
El ejército, replica que fue el FSR el que empezó: “El ejército cumple con su deber de proteger a la patria”, asegura a la AFP el portavoz del ejército, general Nabil Abdallah.
Según él, los combates en Jartum en realidad estallaron cuando las RSF atacaron bases militares “en Jartum y en otras partes de Sudán”.
Acceso al palacio presidencial bloqueado
En respuesta, los militares se desplegaron por toda la capital: sus vehículos blindados bloquearon el acceso al palacio presidencial, los puentes que conducen a los suburbios y la sede del estado mayor.
El jueves, el ejército ya denunció un “peligroso” despliegue de paramilitares en Jartum y otras ciudades de Sudán “sin la aprobación ni la más mínima coordinación con el mando de las fuerzas armadas”.
Luego hizo sonar “la campana de alarma” frente a “un punto de inflexión peligroso e histórico”.
Porque durante días, mientras la población civil y la comunidad internacional se veían obligadas a aceptar una nueva postergación de la firma de un acuerdo político que supuestamente sacaría al país del impasse -por las diferencias entre ambos generales-, los videos no paraban de mostrar de diferentes lugares la llegada de un gran número de vehículos blindados y hombres, particularmente en Jartum.
El futuro de los paramilitares es ahora la cuestión principal en Sudán: cualquier regreso a la transición democrática depende de su integración en las tropas regulares.
Si el ejército no lo rechaza, todavía quiere imponer sus condiciones de admisión y limitar en el tiempo su incorporación. El general Daglo, reclama una amplia inclusión y, sobre todo, su lugar dentro del Estado Mayor.
Es esta disputa la que aún bloquea el retorno a la transición exigida por la comunidad internacional para reanudar la ayuda a Sudán, uno de los países más pobres del mundo.
Con AFP